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Por Redacción OnData
Tiempo de lectura: 3 minutos.
Conversamos con Giuseppe Marzano sobre los desafíos que enfrentan la educación, los docentes y los estudiantes en un mundo hiperconectado y dominado por la inteligencia artificial. Una visión crítica y estratégica sobre el rol del profesor, la transformación digital, el futuro del aprendizaje y las habilidades que marcarán la diferencia en el mercado laboral.
Giuseppe, ¿cómo ha sido tu trayectoria profesional y académica? ¿Qué aprendizajes te ha dejado tu experiencia como profesor en distintas instituciones?
Empecé trabajando en una compañía minera canadiense acá en Ecuador. Después tuve la oportunidad de trabajar por muchos años en una multinacional ítalo-argentina donde estaba a cargo de las operaciones comerciales en más de 60 países alrededor del mundo. Después de terminar mi PhD en The University of Queensland en Brisbane (Australia) donde viví varios años empecé mi carrera en Ecuador como decano del Colegio de Administración para el Desarrollo en la Universidad San Francisco de Quito.

Después de 5 años en la USFQ, empecé a trabajar como decano de la facultad de posgrados en la UDLA donde permanecí casi 12 años. Desde el pasado mes de marzo del 2025 soy decano de la Business School de la UIDE powered by ASU.
¿Qué opinas del impacto que está teniendo la inteligencia artificial en la educación? ¿Crees que está cambiando la forma en que entendemos el proceso de enseñanza-aprendizaje?
La IA nos ha dado la posibilidad de cambiar el paradigma de la enseñanza. La mera transmisión del conocimiento ya se ha vuelto una tarea secundaria. El docente tiene que ser quien diseña y facilita un aprendizaje que bien puede ser mediado y potenciado por la IA. En este sentido si bien la inteligencia artificial puede personalizar el ritmo y el estilo de aprendizaje, el rol del docente se vuelve fundamental para enfocar la relación pedagógica en el planteamiento de preguntas que despierten tanto la curisoidad como la capacidad critica de nuestros estudiantes.
Ademas el docente tiene que ser quien acompañas la emoción del proceso educativo para que el aprendizaje sea orientado hacia un camino que lleve a la inclusión y a la transformación positiva de la sociedad.
¿Qué desafíos presenta la hiperconectividad para el desarrollo de pensamiento profundo y crítico en estudiantes y docentes?
Hiperconectividad y aislamiento pueden ser consideradas dos caras de la misma medalla. Estoy siempre en contacto con todos pero en realidad el contacto digital también nos lleva a fragmentar nuestra atención y, como consecuencia, podemos llegar a ser menos atentos, estar menos concentrados y los momentos de silencio, de pausa y hasta de contemplación (fundamentales para la interiorización del conocimiento) se vuelve menos frecuentes y son hasta fuente de miedo. En esta perspectiva, uno de los roles que tiene que jugar el docente es fomentar las habilidades de autocontrol digital.
Con el fácil acceso a contenidos por internet y el uso creciente de IA, ¿cuál debería ser el verdadero rol del profesor en este nuevo escenario educativo?
El docente tiene que transformarse en un mediador pedagógico. Como dije anteriormente los docentes tiene que ser capaces de desafiar a los estudiantes por medio de preguntas que despierten curiosidad y, aun mas, sean generadoras de conflictos cognitivos cuyo objetivo sea fomentar las habilidades de pensamiento crítico. El rol del docente debe ser el de establecer relaciones humanas virtuosas con los estudiantes por medio de la generación de empatía y acompañamiento emocional.
La inteligencia artificial es una mina de oro de información, pero no puede interpretar ni los silencios y las angustias ni la felicidad de un estudiante. El rol del docente el por lo tanto fundamental para forjar el carácter e inspirar a los estudiantes.
¿Crees que ciertos perfiles de docentes podrían desaparecer en los próximos años si no se adaptan a esta nueva realidad tecnológica?
El docente no va a desaparecer. El docente que sea incapaz de reinventarse a través de una formación continua que le permita constantemente evolucionar hacia las buenas prácticas de la pedagogía contemporánea va a ser menos deseable en el mercado profesional académico.
Nosotros docentes – cualquiera sea nuestra disciplina de enseñanza- estamos obligados a desarrollar competencias pedagógicas, digitales y humanistas que nos permitan acompañar a nuestros estudiantes en las nuevas formas de aprendizaje.
¿Cómo debería evolucionar la formación docente para responder a los cambios que impone la transformación digital en la educación?
El “buen docente” del pasado era el docente quien se formaba y se actualizaba constantemente en su área de conocimiento. Conocer la “frontera del conocimiento” en una disciplina especifica y ser capaz de transmitirla a los estudiantes era lo que caracterizaba el “buen docente”. Hoy un “buen docente” se reconoce, no solo por lo anterior que es y va a ser siempre vigente, sino también por la capacidad de incorporar estructuralmente y de manera permanente una formación en competencias digitales.
Solo de esta forma se logra no solo la integración herramienta tecnológicas al proceso de enseñanza y aprendizaje sino también la comprensión critica del impacto que estas tienen desde un punto de vista tanto pedagógico como ético y social.
¿Qué riesgos ves si la inteligencia artificial se integra en la educación sin una reflexión crítica sobre su uso y sus límites?
Acaba de salir un estudio del MIT que demuestra que los estudiantes que usan ChatGPT para escribir ensayos tienen menor actividad cerebral, menor recuerdo de lo escrito y sienten menos autoría sobre su trabajo.
Como educadores, debemos preguntarnos: ¿cómo equilibramos la tecnología con el desarrollo cognitivo profundo? Nuestro rol como docentes es formar usuarios activos de la tecnología capaces de interpretar contextos y tomar decisiones con base en un uso responsable de la tecnología.
¿Cómo puede un docente diseñar experiencias de aprendizaje significativas más allá de la simple transmisión de contenidos?
Nuestros estudiantes buscan experiencias de aprendizaje que puedan ser ancladas a la vida real. Diseñar experiencias de aprendizaje aplicadas, usar en las aulas (sean esas presenciales o virtuales) para desafiar a nuestros estudiantes con experiencias de aprendizaje basadas en proyectos problemas y retos lograra al mismo tiempo una evaluación autentica y también la incorporación de las emociones, de un sentido y de un propósito a nuestros procesos educativos.
La capacidad de adaptar el pénsum casi en tiempo real ante nuevos avances tecnológicos se ha vuelto clave. Sin embargo, en Ecuador, la rigidez institucional y regulatoria muchas veces dificulta esa agilidad. ¿Cómo pueden las universidades innovar en sus contenidos y métodos sin chocar con esas barreras?
La regulación se respeta y si la regulación es rígida igual se respeta. Sin embargo, la rigidez regulatoria es una oportunidad para la creatividad. En este sentido en la UIDE incorporamos experiencias internacionales a nuestras clases gracias a nuestra Alianza con Arizona State University. Además de esto, trabajamos constantemente para fortalecer alianzas entre nuestra universidad y las empresas para que nuestros estudiantes logren entender cuáles son las nuevas habilidades destrezas y competencias requeridas por el mercado laboral ecuatoriana e internacional y cuáles son las tecnologías emergentes que están revolucionando el mundo del trabajo.

Además, nuestra cercanía con el mundo real permite que los estudiantes participen en prácticas, retos proyectos con las empresas que les permitan pasar de una formación meramente teórica a una formación practica y humanizada.