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Por Redacción OnData
Tiempo de lectura: 7 minutos.
En el episodio #156 de OnData Talks, exploramos el papel que WhatsApp juega en nuestras vidas. De herramienta para hablar con amigos y familia, pasó a convertirse en el canal principal para coordinar reuniones de trabajo, cerrar ventas o incluso recibir información bancaria. Su uso masivo ha modificado nuestros hábitos, difuminado las fronteras entre lo personal y lo laboral, y revelado una nueva realidad: hoy, más que nunca, tener WhatsApp no significa necesariamente estar disponible.
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Más formas de hablar, menos conversaciones reales
WhatsApp se ha convertido en el canal predilecto para comunicarnos. Grupos familiares, cadenas de trabajo, notificaciones escolares, amistades lejanas, todo pasa por esta aplicación. La pandemia aceleró esta tendencia, consolidando su lugar junto a herramientas como Zoom para mantenernos en contacto durante el confinamiento.
Sin embargo, hay una paradoja evidente: tenemos más formas de comunicarnos, pero mantenemos menos conversaciones profundas. Las notificaciones constantes, los mensajes en cadena y la presión por responder rápido nos han hecho menos reflexivos. Es cierto que ahora compartimos más mensajes, pero también sentimos más ansiedad, distracción y sobrecarga digital.
De chat personal a herramienta profesional
Antes del 2020, los correos electrónicos dominaban las comunicaciones laborales. Hoy, WhatsApp ha desplazado gran parte de ese flujo, convirtiéndose en el medio no oficial para agendar reuniones, enviar documentos, resolver urgencias y hasta compartir memes entre colegas.
Pero esta informalidad también tiene un costo:
Anclar conversaciones clave.
Marcar como no leído.
Silenciar grupos que no son urgentes.
Agendar un tiempo al día para responder con atención.
Y cuando no puedas responder del todo, un simple “Gracias, lo reviso y te escribo” puede ser la diferencia entre parecer organizado o desconectado.
¿Debería haber una educación formal para esto?
Probablemente sí. Hoy se espera que cualquier persona sepa manejar WhatsApp con criterio profesional. Las empresas podrían establecer reglas claras:
¿Qué temas se tratan por WhatsApp?
¿Qué temas van al correo?
¿En qué horario se permite escribir?
Además, deberían analizar si WhatsApp es la mejor herramienta para todo. Slack, Google Chat o Microsoft Teams ofrecen más seguridad, trazabilidad e integración con otras plataformas corporativas. A diferencia de WhatsApp, estas plataformas están diseñadas para el trabajo: permiten búsquedas, control de versiones y respaldos oficiales.
WhatsApp ya no es solo una app de mensajería: es parte del sistema nervioso de la comunicación moderna.
Y aunque su uso tiene muchas ventajas, también demanda nuevas habilidades, más conciencia y mejores prácticas. Porque en un mundo donde todos escriben, saber responder —y cuándo hacerlo— se ha vuelto una forma de liderazgo.