Getting your Trinity Audio player ready...
|
Por Redacción OnData
Tiempo de lectura: 7 minutos.
En el episodio #155 de OnData Talks, exploramos la historia de una de las marcas más queridas del Ecuador: La Universal. Nacida a finales del siglo XIX como una pionera en derivados del cacao, ha sabido reinventarse a lo largo de los años, superando incendios, crisis económicas y transformaciones de mercado. Hoy, bajo el respaldo del Grupo Nobis y como parte del holding BIA Brands, La Universal no solo mantiene viva la tradición, sino que proyecta una visión moderna y regional. Desde Manicho hasta sus nuevas líneas de productos, su legado sigue creciendo.
No olvides escuchar el programa completo en:
De fábrica artesanal a ícono nacional
La historia comienza en 1889 en Guayaquil, cuando Juan Bautista, Emilio Segale y Domingo Norero fundan una empresa especializada en derivados del cacao. El nombre “La Universal” empezaría a resonar con fuerza en 1911, cuando se amplía el portafolio con productos que hoy forman parte del imaginario popular ecuatoriano: Manicho, Huevitos, Menta Glacial y Cocoa Universal, entre otros.

Durante gran parte del siglo XX, la empresa vivió un crecimiento sostenido. En 1926, un incendio destruyó su fábrica, pero fue reconstruida apenas un año después en su actual sede en Eloy Alfaro y Gómez Rendón. Para los años noventa, sus productos ya estaban en cada tienda y hogar ecuatoriano.
Sin embargo, la crisis económica de 1999 golpeó duro: La Universal entró en quiebra entre 2001 y 2002, reduciendo significativamente sus operaciones. Fue en 2005 cuando renació, esta vez bajo la propiedad de Isabel Noboa, a través del Consorcio Nobis, dando paso a Universal Sweet Industries, aunque conservando comercialmente el nombre que tantas emociones despierta: La Universal.
De lo local a lo multilatino
En 2018, La Universal da otro salto estratégico al integrarse a BIA Brands, un holding con presencia en varios países de América Latina, con ambiciones continentales. Esta integración fortaleció su capacidad comercial, su alcance y su estrategia de expansión internacional.
Hoy, La Universal exporta sus productos a Estados Unidos, Panamá, Guatemala, Perú, España e Italia, entre otros destinos. El caso de Manicho, por ejemplo, es emblemático: se encuentra en tiendas, minimarkets y cadenas a lo largo y ancho del país, y es una de las pocas marcas ecuatorianas con verdadero reconocimiento emocional a nivel nacional. No por nada fue recientemente reconocida en el Marketing Hall of Fame 2024 como una “gran marca nacional”.
Claves del éxito: marca, gestión y sabor
El éxito sostenido de La Universal se basa en una combinación de gestión estratégica de marca, eficiencia operativa y una cercanía emocional con el consumidor ecuatoriano. Su portafolio es amplio y diverso: chocolates, caramelos, galletas, mentas y productos tradicionales como la cocoa.
La marca ha sabido renovarse sin perder su esencia. Lo ha hecho a través de:
Nuevos empaques más funcionales y atractivos.
Ediciones limitadas para mantener la atención del consumidor.
Asociaciones creativas con otras marcas o campañas culturales.

En un mercado donde la sensibilidad al precio es cada vez mayor, han logrado mantener márgenes estables gracias a una operación optimizada: automatización, control de costos y una cadena de suministro eficiente.
Presencia y distribución: donde vayas, está La Universal
Uno de los grandes activos de La Universal es su capilaridad comercial. Cuenta con una estrategia intensiva de distribución que le permite estar presente en tiendas de barrio, autoservicios, grandes cadenas y puntos estratégicos de exportación. Su fuerza de ventas y cobertura geográfica le ha permitido mantenerse vigente frente a una competencia cada vez más fragmentada.
Esta presencia se refuerza con una capacidad notable para innovar en producto y en canales, asegurando que la marca siga siendo relevante para nuevas generaciones.
La Universal es más que una fábrica de chocolates: es parte de la memoria emocional del Ecuador. Con una historia de resiliencia, una estructura moderna y una conexión real con sus consumidores, sigue demostrando que las marcas con historia pueden tener también un futuro brillante.