Hace unos días escuché a Macarena Riva en un episodio del podcast Cómo funciona tu negocio, grabado hace unos siete meses, conversando con Juan Lombana sobre las similitudes entre correr una maratón y tener un negocio.
Ella lo resumía diciendo que la clave para que te vaya bien en una maratón, como en un negocio, está en aprender a convivir con la incomodidad. Yo no he corrido una maratón, y siendo sincero, no creo que lo haga. No me gusta correr distancias tan largas. Pero sí he vivido esa incomodidad en otros deportes. Cuando te caes, te lesionas y tienes que seguir. Cuando no avanzas, o simplemente no estás en tu día, pero aun así te levantas y sigues hasta alcanzar la meta.
En los negocios pasa igual. Tienes que aprender a convivir con la incomodidad desde el día uno, porque las cosas en papel son unas y en la realidad son otras. Porque apuestas por algo que crees que va a funcionar, y resulta que no. Pero insistes, pivoteas y sigues.
Y esa incomodidad no se va nunca, igual que en el deporte. En ese negocio pequeño que se vuelve mediano o grande, también hay que aprender a convivir con ella, porque aparecen nuevos retos con nuevos problemas por resolver. Porque tendrás que tomar decisiones sin saber si te llevarán al éxito o al fracaso. Porque aparecerán obstáculos que no estaban en ningún plan. Porque habrá días en los que otro lo haga mejor y te toque dejar el ego a un lado. Tal cual como en el deporte, cuando te propones una nueva meta.